El le caía bien a todos mis sentidos,
salvo cuando la mujer era el tema de hablar,
cuando su confesión lastimó mis
oídos me dije no lo escuches, no te ahogues
en su mar.
salvo cuando la mujer era el tema de hablar,
cuando su confesión lastimó mis
oídos me dije no lo escuches, no te ahogues
en su mar.
nos rendimos los dos al fingir como tontos
que yo era su mujer y que el era mi marido
pèro al cabo de un tiempo yo no queria ser su esposa
y el quiso volver a ser el hombre fiel
ahora el esta feliz como un idiota
yo recorro las calles buscando otro
y aprendi que mentirse tiene patas muy cortas
que siempre la costumbre
va a matar al placer